
Por: África
Desde tiempos remotos el ser humano ha dependido de las artes; el dibujo, el teatro, la música han hecho de este mundo un lugar encantador.
Todos tenemos nuestras tendencias y aficiones musicales, artísticas e ideológicas, todos estamos en la capacidad de crear y percibir.
Todos somos seres humanos envueltos en sensaciones, pasión y emoción.
El rock, el reggae, la salsa, el gótico, el pop, el jazz, (se me escapan algunos géneros y propuestas más) están en el mundo por nosotros, para darle de cierto modo un sentido a nuestras vidas.
¿Quién no ha dejado todo por ir a ver y escuchar a su grupo favorito?, ¿Quién no vive por la música? ¿Quién no la siente, la hace y la crea?
Está justificado. En todo momento de nuestras vidas la música nos acompaña, nos guía nos inspira. Esto era lo que sucedía el día sábado 19 de abril en una conocida discoteca del Sur Quito, una entrega artística, una cultura, la vida misma.
Un movimiento conocido en la ciudad pero no reconocido, criticado pero no indagado, interesante pero no atendido, era el partícipe de una tarde normal de arte y entretenimiento a su total estilo; vestiduras negras, rostros pintados, atuendos irrepetibles y letras fascinantes, nada más que armonías y cánticos que entusiasmaban la tarde con el frenesí que caracteriza a la música.
Mientras estaba en el concierto de The Doors, como algunos tantos; sentados en la acera tomando unas bielas y algo de licor, no imaginábamos que al otro lado de la ciudad, la desesperación y el fuego consumían voces y quimeras.
No pertenezco al movimiento rockero - gótico de Quito, pero el respeto por las tendencias musicales que exteriorizan el descontento social y proponen la humanidad, equidad social y amor, son de mi total admiración.
Por eso este manifiesto tiene un fin, el hacer llegar un intenso reclamo hacia las personas que descuidaron una organización tan importante como la de un concierto.
Si bien es cierto, todos los jóvenes que buscamos espacios para expandir un arte alternativo y contestario, no estamos apoyados por ninguna autoridad, nos organizamos fuera de la reglamentación y legitimidad y eso es importante para nosotros. Sin embargo, no podemos aguantar más la minimización de nuestras tendencias e identidades musicales. No más.
Y a todo esto desapruebo fuertemente a los medios de comunicación y a ciertas personas que critican los elementos simbólicos del movimiento rockero, signos que tienen enormes significados y valores, no estoy de acuerdo tampoco con títulos, ni resúmenes de algunas noticias amarillistas, ni de ciertos comentarios errados que degradan a este movimiento cultural.
¡Exigimos respeto por las diferencias sociales, ideológicas, culturales y artísticas de todos los seres humanos, demandamos libertad y alteridad!
¡El primer paso es el hacer sentir nuestras voces para poder llegar a los actos y ver resultados, eso es lo que anhelamos!
1 comentario:
Más allá de cualquier cosa, lo del Factory fue una masacre, una alardeante muestra de estupidez de ambos lados, del gil de las bengalas, y de los incompetentes de los organizadores que cierran la salida de EMERGENCIA!! (sin contar la falta de control para que los lugares sean aptos para este tipo de eventos.) Es terrible que ocurran cosas como estas.
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